“El verdadero reto que ha de ser ganado en la presente etapa política no consiste en considerar las próximas elecciones como una mera y legítima competición partidista para conseguir el mayor número posible de escaños, sino más bien en hacer de las mismas una cualitativa contienda nacional, en torno a la elección de los mejores programas y de las élites cualificadas”, subrayó SM el Rey en un discurso dirigido el sábado por la tarde, a la nación con motivo del 58° aniversario de la revolución del Rey y del pueblo.
El Soberano afirmó que la consolidación del clima de confianza en las próximas elecciones, no consistirá únicamente en conseguir un consenso en torno a la buena preparación de las mismas, sino que requiere de todos los actores políticos adoptar la transparencia en las posturas y el compromiso de afianzar la credibilidad de dichas elecciones, desterrando cualquier prejuicio que se anticipe a los resultados de las elecciones antes de su celebración y evitando cualquier cuestionamiento politiquero que sólo puede beneficiar a los enemigos de la democracia y a las actitudes negativistas y nihilistas.
En este sentido, el gobierno, el parlamento, los partidos políticos, los ciudadanos y los actores asociativos y mediáticos, indicó el Soberano, se hallan ante una verdadera prueba que les exige asumir sus responsabilidades históricas y colocar los intereses supremos de la nación encima de cualquier otra consideración, llamando a las autoridades gubernamentales y judiciales encargadas de la buena organización de las elecciones a acatar rigurosamente la ley y aplicar los mecanismos de moralización de la acción política y parlamentaria, disponiendo las condiciones de la libre competencia electoral y respetando el principio de igualdad entre los diferentes partidos políticos y la imparcialidad positiva.
SM el Rey igualmente insistió en la necesidad de combatir firmemente cualquier tipo de violación, luchando contra la utilización del dinero y la compra de votos que amañan las elecciones. Estas autoridades, añadió el Soberano, han de hacer frente al abuso de poder y al uso tendencioso de la religión y de los valores sagrados en las contiendas electorales, precisando que la acción partidista y las campañas electorales requieren una financiación transparente y equitativa.
SM el Rey llamó a los partidos políticos a competir en la elaboración de programas electorales creativos y realistas, para responder a las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Asimismo, están invitados a avalar a los candidatos cualificados y capacitados para asumir la responsabilidad parlamentaria y gubernamental, tanto si forman parte de la mayoría como de la oposición.
Por otra parte, han de brindar la oportunidad a las energías de la juventud y de la mujer, abriéndoles el camino para formar élites cualificadas capaces de aportar una nueva savia a la vida política y a las instituciones constitucionales, dijo SM el Rey.
El Soberano subrayó que la acción política, en tanto que cultura y ejercicio, está en vísperas de conocer una profunda mutación que le sacaría del estrecho concepto bajo el cual se entiende el cargo gubernamental y el escaño parlamentario, añadiendo que los nobles objetivos del compromiso político sólo serán completos cuando la clase política conceda mayor importancia a los puestos electorales locales o regionales que a los centrales.
El Soberano llamó, por otra parte, al ciudadano elector a ser consciente de la magnitud de la misión de votar, que no admite ningún regateo, y juzgar mediante su conciencia patriótica la elección de los programas realistas y de los candidatos aptos e íntegros.
SM el Rey llamó al ciudadano candidato a romper definitivamente con las prácticas electoralistas deshonrosas que en el pasado perjudicaron la confiabilidad de los Consejos electos así como la nobleza de la acción política.
Así pues, todo aquel que se quiera presentar a las próximas elecciones, ha de tener presente que la Constitución vincula el ejercicio de la autoridad con la rendición de cuentas, dijo el Soberano, añadiendo a la sociedad civil y los medios de comunicación, deben desempeñar eficazmente su papel en lo que respecta a la observación legal, independiente e imparcial, con el fin de conseguir unas operaciones electorales transparentes, habida cuenta del lugar que la Constitución les otorga en el afianzamiento de los valores de la ciudadanía responsable.
He aquí el texto íntegro del discurso de Su Majestad
"Loor a Dios Único, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros.
Querido pueblo,
Nuestra celebración, en el día de hoy, del 58º aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo viene marcada por tu ratificación de una Constitución avanzada, que abre promisorios horizontes democráticos sobre la vía de la integración de un moderno Estado de la ley y de las instituciones.
De igual modo, el texto constitucional asienta las bases de una regionalización avanzada, constituyendo un viraje histórico que busca la modernización y racionalización de las estructuras del Estado, a través de la adopción de profundas reformas, fundadas sobre la buena gobernanza territorial. Por otra parte, procura promover las condiciones del desarrollo integrado, consolidar la justicia social y garantizar las condiciones de la ciudadanía digna a todos los marroquíes.
En este sentido, partimos de la creativa laboriosidad de nuestra juventud, cuya venturosa fiesta ahora celebramos; una juventud preparada para seguir portando la antorcha de la eterna epopeya del veinte de agosto, en el seno de una dinámica propiamente marroquí, cuyos retos asume, dentro de la profunda sinergia que mantienes, fiel pueblo, con tu Primer Servidor, materializando así el espíritu constante de la Revolución del Rey y del Pueblo.
Por ello, consideramos que la ejemplar aplicación de la nueva Constitución representa el punto de partida para el proceso de la acción política que busca promover el desarrollo, dentro de un clima de respeto colectivo de la ley, y de la necesaria movilización y confianza para impulsar la rueda de la economía así como para incentivar la inversión productiva, generadora de las condiciones de la vida libre y digna para nuestros conciudadanos, especialmente para las categorías más desfavorecidas.
He aquí el gran desafío que a todos nos interpela para redoblar los esfuerzos a fin de poder hacerle frente, con instituciones que actúen como locomotoras de la democracia y del desarrollo.
De este modo, el verdadero reto que ha de ser ganado en la presente etapa política no consiste en considerar las próximas elecciones como una mera y legítima competición partidista para conseguir el mayor número posible de escaños, sino más bien en hacer de las mismas una cualitativa contienda nacional, en torno a la elección de los mejores programas y de las élites cualificadas, con el fin de lograr un óptimo lanzamiento a la aplicación de la Constitución y aportar un fuerte impulso a la decisiva mutación política que conoce nuestro país.
La consolidación del clima de confianza en las próximas elecciones, no consistirá únicamente en conseguir un consenso en torno a la buena preparación de las mismas, sino que, ante todo, requiere de todos los actores políticos adoptar la transparencia en las posturas y el compromiso de afianzar la credibilidad de dichas elecciones, desterrando cualquier prejuicio que se anticipe a los resultados de las elecciones antes de su celebración y evitando cualquier cuestionamiento politiquero que sólo puede beneficiar a los enemigos de la democracia y a las actitudes negativistas y nihilistas.
En este sentido, el gobierno, el parlamento, los partidos políticos, los ciudadanos y los actores asociativos y mediáticos se hallan ante una verdadera prueba que les exige asumir sus responsabilidades históricas y colocar los intereses supremos de nuestro país encima de cualquier otra consideración.
En este marco, las autoridades gubernamentales y judiciales encargadas de la buena organización de las elecciones están llamadas a acatar rigurosamente la ley y aplicar los mecanismos de moralización de la acción política y parlamentaria, disponiendo las condiciones de la libre competencia electoral y respetando el principio de igualdad entre los diferentes partidos políticos y la imparcialidad positiva.
De igual modo, han de combatir firmemente cualquier tipo de violación, luchando contra la utilización del dinero y la compra de votos que amañan las elecciones, a la vez que han de hacer frente al abuso de poder y al uso tendencioso de la religión y de los valores sagrados en las contiendas electorales.
Efectivamente, la acción partidista y las campañas electorales requieren una financiación transparente y equitativa. En este sentido, la ley establece las normas aplicables al respecto, sancionando cualquier incumplimiento de las mismas.
Así pues, cualquiera que fuese la calidad de las leyes y la determinación de las autoridades, el papel que la Constitución ha atribuido a los partidos políticos seguirá siendo decisivo para conseguir la credibilidad de las elecciones y garantizar la inviolabilidad de las instituciones.
De este modo, los partidos políticos están llamados a competir en la elaboración de programas electorales creativos y realistas, para responder a las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Asimismo, están invitados a avalar a los candidatos cualificados y capacitados para asumir la responsabilidad parlamentaria y gubernamental, tanto si forman parte de la mayoría como de la oposición.
Por otra parte, han de brindar la oportunidad a las energías de la juventud y de la mujer, abriéndoles el camino para formar élites cualificadas capaces de aportar una nueva savia a la vida política y a las instituciones constitucionales.
Así pues, gracias a las amplias prerrogativas que la democracia territorial confiere a sus Consejos, consideramos que la acción política, en tanto que cultura y ejercicio, está en vísperas de conocer una profunda mutación que le sacaría del estrecho concepto bajo el cual se entiende el cargo gubernamental y el escaño parlamentario.
En efecto, dicha acción se abrirá sobre amplios horizontes, a través de los miles de mandatos electorales en los Consejos regionales, provinciales y locales, en la medida en que constituyen instituciones básicas para la habilitación de las élites preparadas para administrar los asuntos públicos.
En este sentido, los nobles objetivos del compromiso político sólo serán completos cuando la clase política conceda mayor importancia a los puestos electorales locales o regionales que a los centrales, en consideración de la proximidad a las legítimas preocupaciones y a las necesidades básicas de los ciudadanos.
En cuanto al ciudadano elector, que participa con su voto libre en la expresión de la voluntad popular, le quiero decir: con tu participación en el escrutinio, no sólo estás ejerciendo un derecho personal; sino que, en realidad, estás delegando a quien votas, la gestión de los asuntos públicos. Por ello debes ser consciente de la magnitud de la misión de votar, que no admite ningún regateo, y juzgar mediante tu conciencia patriótica la elección de los programas realistas y de los candidatos aptos e íntegros.
Al ciudadano candidato, quiero decir que ha llegado la hora de romper definitivamente con las prácticas electoralistas deshonrosas que en el pasado perjudicaron la confiabilidad de los Consejos electos así como la nobleza de la acción política.
Así pues, todo aquel que se quiera presentar a las próximas elecciones, ha de tener presente que la Constitución vincula el ejercicio de la autoridad con la rendición de cuentas.
Efectivamente, en consideración del puesto que la Constitución otorga a la sociedad civil y a los medios de comunicación, en el afianzamiento de los valores de la ciudadanía responsable, éstos deben desempeñar eficazmente su papel en lo que respecta a la observación legal, independiente e imparcial, con el fin de conseguir unas operaciones electorales transparentes.
Querido pueblo,
La modernización y democratización de las estructuras del Estado -que en la nueva Constitución se reflejan en la distribución de los poderes centrales en función del principio de la separación de poderes- se manifestarán de manera más fuerte todavía con el afianzamiento de la regionalización avanzada que se basa en la redistribución de los poderes y recursos del centro sobre las regiones, partiendo de la democracia territorial y de la buena gobernanza.
Ello garantizará la realización de un desarrollo regional, solidario, equilibrado e integrado, que pondrá fin a la célebre calificación colonialista del Marruecos útil y el Marruecos inútil así como a las disparidades espaciales.
Y con el fin de afianzar las bases de la gran obra estructural de la regionalización avanzada, que consideramos como una nueva Revolución del Rey y del Pueblo, se debe otorgar prioridad a la preparación de la ley orgánica relativa a la misma, dado que se vincula a la elección de los Consejos regionales y a las demás citas electorales y medidas necesarias al establecimiento de la segunda cámara.
Además, se debe acelerar la puesta en aplicación del fondo para la habilitación social y del fondo de solidaridad interregional, con el fin de reforzar los programas de la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano que busca combatir la pobreza, la marginación y la exclusión social a través de proyectos y actividades que generan ingresos y crean oportunidades de empleo, particularmente para los jóvenes.
Así pues, la juventud marroquí, consciente y responsable, a día de hoy se halla colocada en el centro mismo del proyecto de la modernización constitucional y política, con todos los derechos y obligaciones que la Constitución otorga, además de las eficientes instituciones ciudadanas que preconiza, con el fin de reforzar su incorporación a las distintas reformas democráticas y obras de desarrollo.
En efecto, paralelamente a la enorme solicitud que dedicamos a todos los miembros de nuestro pueblo en el interior del país, renovamos nuestro aprecio hacia nuestros ciudadanos residentes en el extranjero por el aferramiento del que hacen gala hacia su pertenencia nacional y al velar constantemente por guardar los vínculos con sus familiares y allegados así como con su país, incrementando sus visitas y su celo por su desarrollo, progreso y defensa de sus causas justas.
En este sentido, estamos empeñados en poner en aplicación, de la mejor manera, las disposiciones de la nueva Constitución que estipulan, por primera vez, su disfrute de todos los derechos de ciudadanía, preservando sus intereses en los países de residencia y aportando mayores garantías a su posible participación en las instituciones nacionales y en la gestión de los asuntos públicos.
Querido pueblo
La coincidencia de la celebración de la Revolución del Rey y del Pueblo con los últimos diez días del sagrado mes del ramadán, con todas las divinas emanaciones que inundan los corazones de nuestro pueblo, viene a representar un momento fuerte para recordar los sentimientos de engrandecimiento hacia los héroes de la libertad, independencia y unidad, encabezados por Nuestro Venerado Abuelo y Nuestro Augusto Padre sus Majestades los Reyes Mohammed V y Hassan II, Dios tenga en Su Gloria.
También queremos reafirmar el pacto que nos une a ti y a mí, querido pueblo, para seguir adelante portando la antorcha de la renovada Revolución del Rey y del Pueblo, inspirándonos de la misma así como del espíritu de la feliz fiesta de la juventud, con los valores de cohesión, sacrificio, resistencia y trabajo permanente para consolidar la posición de nuestro país dentro del sensible contexto regional e internacional, en tanto que modelo de desarrollo democrático sosegado, y de progreso y desarrollo permanentes, en el seno de la unidad, la solidaridad, la confianza, la esperanza, la tranquilidad y la estabilidad.
El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y Sus gracias sean con vosotros.”